No hace falta decir que, desde que descubrí a Sara Mesa con su libro de relatos Mala letra, decidí hacerme con todos sus libros. Y es que es una escritora que te deja con ganas de seguir leyendo para saber qué esconde su mundo literario, muy original y extraño.

Cricatriz es la historia de Sonia y Knut, que se conocen en un foro literario y mantienen, durante muchos años, una intensa relación epistolar. Dicho así suena a historia poco original, algo que a todo el mundo le ha pasado alguna vez en la vida, ¿qué misterio podría haber aquí? Pues ninguno, pero esta historia está planteada desde varias perspectivas que abren tus ojos a la sociedad más allá de lo que creemos conocer.
El personaje de Knut es insólito, extraño; podríamos pensar que roza la psicopatía pero, en realidad no, en realidad es una persona normal que, con sus particularidades muy particulares, sus fetiches extraños y la cleptomanía que usa para agasajar a Sonia, acaba enganchando también al lector. Me encantaría leer un libro sobre su vida, partiendo de su infancia y viendo su perspectiva con respecto a esta historia. Porque, aunque contada en tercera persona, Sara Mesa parece hacer más hincapié en el lado de Sonia, en lo que siente ella, en si responde o no, en su vida privada. De Knut sabemos lo que él responde en las cartas, que rara vez es algo de su vida y, si lo es, es un tanto superficial, aunque esto no impide que acabemos conociendo también su forma de ser y de pensar. Sonia, sin embargo, es un personaje un poco más plano, que se mueve siempre entre la culpa y las ganas, entre el asco y la atracción, entre la aventura y llevar una vida tranquila, pero de cuyo entorno familiar conocemos más.
Seguro que para ti las madres han de cuidar a sus hijos de la misma manera que en la vida lo más importante son los amigos, los caballos comen alfalfa y el Volga desemboca en el mar Caspio, ¿no? Además, es curioso cómo te traiciona el lenguaje: siempre que quieres dar un tono victimista a tu discurso no dices «mi hijo» sino «mi niño»; no dices «Verdú» sino «mi marido».1
El discurso de Knut es siempre implacable, aunque resulte cínico en muchos casos. Se pasa de honesto y, aunque lo clave, es un auténtico cretino. Sin embargo, no he podido sentir ningún tipo de rechazo, como ya os digo, sino que me he sentido atraída. Sara Mesa hace que te sientas ante él tal y como se siente Sonia, por eso está tan enganchada y no puede parar o cortar la relación que tienen. Y yo me pregunto, ¿es esto bueno? ¿Qué dice de mí que me atraiga un personaje tan estúpido a veces? Sí me ha producido un poco de rechazo que sea tan posesivo, por ejemplo, o que suplique tanto o que le regale tantas cosas a Sonia.
Echar de menos un instante es echar de menos a aquel que éramos entonces2.
Personalmente, no he entendido muy bien la presencia del personaje de Verdú, aunque sí soy consciente de que no está ahí por estar y cumple una función. En mi caso, ha sido la de confundirme, pero podría sacar mil conclusiones sobre esto con una entretenida conversación.
Cicatriz es un libro que recomiendo encarecidamente, sobre todo, porque la sintaxis de Sara Mesa es tan maravillosa y su ortografía es tan pulcra que es que da muchísimo gusto leerla. Además, como ya podéis ver si habéis leído el libro, la historia funciona muy bien.
1MESA, Sara. Cicatriz. P.91 Barcelona: Anagrama, 2015
2MESA, Sara. Cicatriz. P.194 Barcelona: Anagrama, 2015