A lo largo de toda la obra podemos ver cómo Valle-Inclán estiliza grotescamente a España y a todos sus habitantes mediante el Esperpento. Él es completamente impersonal y objetivo, sin añadir ningún vicio a la sociedad, simplemente deformando lo que ya existe.
Los héroes clásicos reflejados en los espejos cóncavos dan el Esperpento
Los personajes de la obra no son inventados, los toma de la vida real y los caricaturiza y ridiculiza haciendo de ellos unos fantoches vistos como marionetas en los que no encontramos ningún tipo de psicología siendo nada más que símbolos, creando así la gran caricatura de España. Como dice en la obra: España es una deformación grotesca de la civilización europea.
Así lo observamos en Max Estrella, que es un poeta frustrado no reconocido por los académicos.
Toda la obra es una crítica a la vida intelectual y literaria de la que Valle se está riendo.
Luces de Bohemia es la primera obra contemporánea española en la que desaparece el héroe, predominando grupos marginales y clases desfavorecidas. También la vida bohemia, tan mitificada y alabada en la época, es duramente criticada en la obra por el autor.
Otra crítica que podemos observar en la obra alude a la política, ofreciendo una imagen negativa de los políticos, a los que trata de vagos, inútiles, corruptos, etc.
En general, Valle-Inclán presenta una sociedad llena de crueldad y violencia, donde no existen los escrúpulos ni ningún tipo de sentimiento hacia el dolor ajeno, como observamos en la muerte del bebé en brazos de su madre o en la conversación entre sepultureros, que hablan de la muerte y los muertos sin ningún tipo de tacto.