Todos relacionamos el teatro con Grecia y Roma y las innumerables tragedias y comedias que nos proporcionaron y del que, hoy en día, tenemos influencia.
No obstante, ya en el Antiguo Egipto se llevaban a cabo representaciones teatrales de carácter religioso y popular. El culto a los dioses y, sobre todo, el culto a Osiris, dio lugar al nacimiento de la actuación.
Conocidos como ‘Los misterios de Osiris’, se interpretaban varios aspectos de la vida del dios, tales como su muerte o su entierro. El esquema de representación era siempre el mismo: la llegada de Osiris en su barca, la lucha, el asesinato del dios y su posterior entierro y, por último, la resurrección. Las representaciones podían llegar a durar días, convirtiéndose en auténticos festivales. Estos festivales eran llevados a cabo por sacerdotes, quienes se encargaban de preparar el escenario y, muchos de ellos, hacían las representaciones de los dioses.
Por supuesto, no faltaban los vestidos, el decorado, los accesorios y, como es tradición en el teatro, las máscaras, que se usaban para representar a los dioses. Las representaciones podían darse al aire libre, en la puerta del templo o incluso en su interior. Además, durante el festival, la ciudad era cuidadosamente iluminada, el templo se decoraba, se proporcionaban danzas y cantos y, cómo no, se realizaban sacrificios de animales en honor a Osiris.
Pero el teatro en Egipto y en Grecia no era tan diferente, pues existen similitudes con los coros, la llegada del dios en barco, la estructura de las representaciones con su introducción, nudo y desenlace, la duración de los actos –prolongada a días-, las máscaras, etc.