TEMA 7. EL LIBRO EN LOS SIGLOS XIX Y XX

La Revolución francesa vino de la mano de un aumento de la alfabetización y, por tanto, un aumento del libro, que había llegado a capas de la sociedad donde antes no, como los trabajadores, las mujeres o los niños. Se crea, así, un mercado más amplio.

Como se necesitaba producir más libros a menos precio se crean una serie de inventos y nuevos procedimientos que se conocerán como Nuevo Régimen Tipográfico. Estamos hablando de adelantos como la máquina de papel continuo, la utilización de la máquina de vapor o el hallazgo de la linotipia.

Además, ahora se utiliza el cloro para blanquear el papel y en 1844 Gottfried Keller inventó el desfibrilador de madera para elaborar celulosa.

En España la primera fábrica de papel continuo se instaló en Madrid en 1840 en Manzanares del Real (Madrid). Más adelante, llegó la máquina con tambor o redonda, que generaba grandes bobinas de papel.

Las prensas se fueron también modificando y se sustituyeron algunos elementos de madera por piezas metálicas. Sin embargo, el gran impulso vendrá de la mano de Friederich Koenig y Andreas Bauer, quienes inventaron, en 1814, la prensa de vapor, una prensa completamente automática movida con vapor. Friederich Koenig implementó un cilindro giratorio en el proceso de impresión, dando lugar al concepto de rotativa. Esta prensa de cilindro hacía 800 impresiones a la hora y se empleó por primera vez para el periódico The Times. Hacia 1827, Augustus Applegath y Edward Cowper elaboraron una prensa en la que se podían imprimir 4.200 pliegos por hora.

LA LINOTIPIA, LALITOGRAFÍA, EL OFFSET Y LA FOTOCOMPOICIÓN

LINOTIPIA

A finales de 1886, el relojero Ottmar Mergenthaler inventa la linotipia, que era básicamente un teclado pegado a una máquina fundidora, con un teclado de 90 caracteres que produce una línea completa de texto (line of type) que luego se funde y queda preparada para entintarla y prensar. Esta técnica sustituye por completo la de tener que poner los tipos uno por uno para crear el texto. Esto hizo que el proceso de impresión multiplicase su velocidad de forma muy evidente. Gracias a la linotipia crecieron también los periódicos, pues era mucho más fácil hacerlos, claro.

LITOGRAFÍA

Descubierta por el músico y dramaturgo Alois Senefelder para imprimir sus propias obras. La litografía consistía en dibujar trazos o imágenes con pintura grasa sobre una piedra caliza pulida, que luego se humedecía para que quedaran las partes dibujadas secas, ya que la grasa rechaza el agua. Una vez tintadas, la tinta sólo impregna esas partes dibujadas, que se imprimían sobre un papel mediante una ligera impresión. Se conseguía, de esta manera, una impresión en plano, no como con los tipos o la propia linotipia. Ha sido muy utilizada para la reproducción de cuadros, pinturas o carteles.

OFFSET

Aparece a comienzos del siglo XX de la mano del alemán Caspar Hermann y el estadounidense Ira W. Rubel aparece el offset, una ampliación de la litografía. En el offset la impresión no es directa sino directa, es decir, la imagen no pasa de la plancha al soporte físico directamente sino que primer pasa a una plancha de caucho y del caucho al soporte final. Esto supone un enorme avance ya que la reproducción de la imagen sobre el papeles muy fiel y exacta, resulta muy económico para tiradas medias y grandes, permite un control muy exhaustivo del color y la calidad y nitidez obtenidas es excelente.

FOTOGRABADO

Ya para el último cuarto del siglo XIX, la imprenta y la fotografía se unen mediante el fotograbado, con el que se grababan clichés fotográficos sobre planchas de metal. Desaparece, así, la necesidad de grabar a mano las imágenes, como sucedía e la litografía, por lo que se consiguió un notable ahorro de tiempo y dinero.

FACSÍMIL

Es importante aquí destacar que la primera edición facsímil que se hizo en España fue la de la primera edición de El Quijote, en sus dos partes, por obra de Francisco López Fabra.

Con todos estos avances se produce un enorme desarrollo en la industria del libo, pues se podían producir muchos más libros y más baratos. Sobre todo, se desarrolló la prensa periódica, pues podían imprimirse los periódicos de forma rápida y repetitiva.

EL LIBRO, PRODUCCIÓN Y DIFUSIÓN

En España, la constitución de 1812 supuso un adelanto en el mundo del libro, dado que, como se reformó la enseñanza, se amplió enormemente en el número de personas alfabetizadas. También la propia constitución proclamaba la libertad de expresión, lo que dio lugar a la libertad de prensa y a la eliminación de la censura. Esta libertad de prensa sería reglamentada en 1834 durante la regencia de María Cristina de Borbón, por el político y ministro de Fomento Javier de Burgos.

Destaca también el hecho de que pasaron a distinguirse los distintos tipos de impresos: libro, cuando contenía más de 200 páginas; folleto, entre ocho y doscientas; hojas sulas, menos de 8; cartel era el impreso que se fijaba en ligares públicos; periódico, el impreso que aparecía publicado con el mismo título de cabecera, una vez al día o por intervalos de tiempo que no superaran lo 30 días.

Otro hecho importante es que se promulgó la ley de Propiedad Intelectual que, sin apenas modificaciones, se ha mantenido vigente más de un siglo.

El libro cambió también combinó distintos tipos de letras para hacerse más atractivo, introdujo una variedad en la presentación de la página y empleó con generosidad la ilustración, sustituyendo la litografía por el fotograbado. Se extendieron los tipos Didot y os caracteres góticos como elemento decorativo en epígrafes y portadas.

En el siglo XIX la ilustración del libro conoció un espléndido desarrollo y proliferaron las publicaciones con ilustraciones gráficas de dibujos y grabados. Todos los géneros literarios vieron enriquecida la publicación de sus textos con dibujos y grabados de artistas conocidos. Además, la ilustración cambió los motivos clásicos y mitológicos anteriores por otros inspirados en la Edad Media y el pasado legendario.

En cuanto a materia y contenido, aparte de las tradicionales obras literarias, religiosas o históricas, se editaron muchas obras de tipo profesional, manuales, enciclopedias, y se multiplicaron los libros de estudio y de consulta. Pero la mayor rentabilidad fue sin duda, el libro escolar. En esta época, la escritura no sirvió ya solo para conservación del conocimiento y el saber sino que se puso al servicio de la difusión de la información. Los asuntos políticos y sociales fueron también un gran tema, como consecuencia de la politización y de las controversias. Entre esto y que muchos escritores colaboraban con periódicos y empezaban editando sus obras en ellos, la prensa ve en este siglo XIX auge tremendo.


PÉREZ PRIEGO, Miguel Ángel. Introducción a la historia del libro. Madrid: Librerías Uned, 2020.