Hemos llegado al último cuento de la Historia universal de la infamia que, en realidad son seis historias no relacionadas entre ellas y cuya fuente está citada al final de cada una de ellas. Dos de las fuentes, por ejemplo, son el Libro de las mil y una noches.
He estado a punto de no hacer una entrada sobre este último cuento porque son simplemente historias muy resumidas e interesantes, entretenidas de leer y donde no me ha parecido ver personajes demasiado infames, al menos no como en los cuentos anteriores.
No obstante, me parece una forma muy bonita y ligera de acabar con este libro, así que se merece una pequeña entrada.
Quería recordaros que todos los cuentos que hemos leído hasta ahora han sido aquellos que forman parte del libro Historia universal de la infamia. Todos estos cuentos fueron escritos entre los años 1933 y 1935 y que, en palabras del propio Borges en el prólogo a la edición de 1954, son el irresponsable juego de un tímido que no se animó a escribir cuentos y que se distrajo en falsear y tergiversar ajenas historias.
También, en el mismo prólogo, dice: El hombre que lo ejecutó era asaz desdichado, pero se entretuvo escribiéndolo; ojalá algún reflejo de aquel placer alcance a los lectores. Pues sí, Borges, tu placer de escritor ha llegado a esta lectora de aquí que, con mucho gusto, ha leído y analizado todos y cada unos de ellos. Y ojalá también alcance algún reflejo del placer que he sentido haciéndolo a vosotros, lectores. Decidme en comentarios qué cuento os ha gustado más de todos. A mí, sin duda, el Hombre de la esquina rosada. Obvio.
La semana que viene empezaremos a analizar los cuentos recogidos en Ficciones y ¡no puedo tener más ganas!