Nota previa: Puedes leer el cuento aquí.
¡Por fin llegamos a este cuento! Estaba deseando leerlo y analizarlo porque nos enfrentamos al primer cuento de la Historia universal de la infamia que Borges afirma como directo, es decir, no basado en ninguna fuente, como había estado haciendo con los anteriores.
Efectivamente, hay una diferencia abismal entre este y los anteriores, tanto en la forma (no está separado por párrafos delimitados por un subtítulo) como en el contenido (sigue hablando de personajes infames pero estos son más bien maleantes de una Argentina muy profunda que Borges parece conocer muy bien).
Pero si hay una diferencia remarcable diremos que es el estilo. Si bien en los cuentos anteriores el lenguaje era puramente periodístico, en este cuento nos encontramos con un lenguaje coloquial marcado por regionalismos, donde prácticamente se transcriben las palabras que salen de la boca del narrador. Así, según avanza la narración, aparecen vocablos como dende, usté, conciente, güen, amistá, me le […], ausilios, traiba ( intuyo que pretérito imperfecto de indicativo de traer (traía)), trujo (sigo intuyendo que pretérito perfecto simple de indicativo de traer (trajo)) y algunos más que no me han parecido tan destacables pero que son igualmente una maravilla de leer.
Pero, ¿de qué va el cuento? Pues bueno, nada más empezar la lectura el propio narrador que, a su vez, es personaje y que al final del cuento descubriremos que no se dirige al lector sino al propio Borges, a pesar de que al principio parecía que se dirigía a un grupo de personajes (a ustedes, claro, les falta la debida experiencia para reconocer ese hombre1 […]) e incluso a una sola persona (era un local que usté lo divisaba de lejos2 […]), hace un resumen muy resumido del mismo y que cito abajo.
Arriba de tres veces no lo traté, y ésas en una misma noche, pero es noche que no se me olvidará, como que en ella vino la Lujanera porque sí, a dormir a mi rancho y Rosendo Juarez dejó, para no volver, el Arroyo3.
Yo os hago otro resumen igual de amistoso que el del narrador-personaje: en un barrio de Argentina, en el salón de la julia, varias personas están tranquilamente bailando tango cuando aparece uno llamado Francisco Real, así como muy enfadado, diciendo que busca a Rosendo Juárez pa que me enseñe a mí, que soy naides, lo que es un hombre de coraje y de vista.4
Al rato largo llamaron a la puerta con autoridá, un golpe y una voz. En seguida un silencio general, una pechada poderosa a la puerta y el hombre estaba dentro. El hombre era parecido a la voz.5
La gente se alborota e intenta pelear con este señor pero nada grave. Francisco se va y todos a bailar como si nada, aunque la Lujanera y Rosendo (sí, al que está buscando el infame) se han ido a un campo por ahí. Al rato vuelve la Lujanera con Rosendo muerto diciendo que luego de salir con el Corralero se jueron a un campito, y que en eso cae un desconocido y lo llama como desesperado a pelear y le infiere esa puñalada y que ella jura que no sabe quién es y que no es Rosendo6. Más tarde aparece la policía, todos se asustan, consiguen deshacerse del cuerpo y aquí no ha pasado nada, señores; nuestro narrador se va a su casa y ve una luz encendida.
Lo primero que quiero decir de este cuento es que, para ser un cuento, tiene muchísimos personajes, no solo los que tienen un papel determinante sino también algunos otros que nombra por nombrar y no sirven para nada. Es un cuento también con demasiada acción que, además, parece estar determinada por la musicalidad del tango. La música aparece y desaparece al mismo tiempo que lo hacen los personajes pero da la impresión de que este recurso no está tan bien ejecutado porque queda casi anulado por el peso la propia acción, tan cargada.
El tango hacía su voluntá con nosotros y nos arriaba y nos perdía y nos ordenaba y nos volvía a encontrar.7
El lenguaje tan coloquial y de arrabal que se emplea sirve, yo creo, para reforzar en el lector la idea de que está leyendo sobre personajes infames que cometen atrocidades. No obstante, todo esto se da bajo la voz del narrador, que forma parte de esa perversa vida, y que intercala pensamientos profundos en el discurso, donde deja ver que se cuestiona todo aquello a lo que está acostumbrado.
Me quedé mirando esas cosas de toda la vida -cielo hasta decir basta, el arroyo que se emperraba solo ahí abajo, un caballo dormido, el callejón de tierra, los hornos- y pensé que yo era apenas otro yuyo de esas orillas, criado entre las flores de sapo y las osamentas. ¿Qué iba a salir de esa basura sino nosotros, gritones pero blandos para el castigo, boca y atropellada no más?8
Me dio coraje de sentir que no éramos naides. Un manotón a mi clavel de atrás de la oreja y lo tiré a un charquito y me quedé un espacio mirándolo, como para no pensar en nada más. Yo hubiera querido estar de una vez en el día siguiente, yo me quería salir de esa noche.9
Hay también unos diálogos, casi al final del cuento, cuando muere Rosendo, que no tienen demasiado peso argumental y, por lo tanto, me parecen un tanto arbitrarios.
Pero vamos al final. Para hablar de esto tenemos que hablar de un dato que nos ofrece el narrador al principio y que pasa casi desapercibido. Y es que habla de la Lujanera como dando a entender que estaba enamorado de ella: Se murió, señor, y digo que hay años que ni pienso en ella, pero había que verla en sus días, con esos ojos. Verla no daba sueño10. Bien, al final del cuento, cuando ya vuelve a su casa, relata cómo ve una luz encendida en su cuarto, y el lector tiene que dar por hecho que la Lujanera está dentro porque, os recuerdo, al comienzo de la narración dice, en el ultraresumen, cómo en ella vino la Lujanera porque sí, a dormir a mi rancho11. Al ver esta luz, le cuenta a Borges (primer y único momento en que se dirige a él por su nombre) cómo saca su cuchillo y ve que estaba como nuevo, inocente, y no quedaba ni un rastro de sangre12.
Efectivamente, se deja entrever que ha sido el propio narrador-personaje, el infame más infame de todos, el autor del asesinato de Rosendo. Él, que parece ligeramente celoso cuando se van los dos y dice que a lo mejor ya se estaban empleando los dos, en cualquier cuneta.13
Y, ¿por qué él título? ¿Por qué el Hombre de la esquina rosada? Pues parece estar relacionado directamente con los diferentes destinatarios a los que se dirige el narrador. Dirigirse a un grupo de personas, luego a una sola persona y a alguien en concreto como lo es Borges, ¿no os parece propio de quien habla ante un público? Puede ser en un teatro, en un auditorio o en una esquina del barrio, desde donde se ve pasar a todo el mundo. Así, Borges ya marca, con este cuento, la matematicidad (si se me permite decirlo así) con la que jugará a partir de ahora con las voces y las perspectivas.
1BORGES, Jorge Luis. “Historia universal de la infamia”, “Hombre de la esquina rosada”, Cuentos completos. P.62. Barcelona: Penguin Random House Grupo Editorial, 2019.
2BORGES, Jorge Luis. “Historia universal de la infamia”, “Hombre de la esquina rosada”, Cuentos completos. P.62. Barcelona: Penguin Random House Grupo Editorial, 2019.
3BORGES, Jorge Luis. “Historia universal de la infamia”, “Hombre de la esquina rosada”, Cuentos completos. P.62. Barcelona: Penguin Random House Grupo Editorial, 2019.
4BORGES, Jorge Luis. “Historia universal de la infamia”, “Hombre de la esquina rosada”, Cuentos completos. P.65. Barcelona: Penguin Random House Grupo Editorial, 2019.
5BORGES, Jorge Luis. “Historia universal de la infamia”, “Hombre de la esquina rosada”, Cuentos completos. P.65. Barcelona: Penguin Random House Grupo Editorial, 2019.
6BORGES, Jorge Luis. “Historia universal de la infamia”, “Hombre de la esquina rosada”, Cuentos completos. P.68. Barcelona: Penguin Random House Grupo Editorial, 2019.
7BORGES, Jorge Luis. “Historia universal de la infamia”, “Hombre de la esquina rosada”, Cuentos completos. P.63. Barcelona: Penguin Random House Grupo Editorial, 2019.
8BORGES, Jorge Luis. “Historia universal de la infamia”, “Hombre de la esquina rosada”, Cuentos completos. P.66. Barcelona: Penguin Random House Grupo Editorial, 2019.
9BORGES, Jorge Luis. “Historia universal de la infamia”, “Hombre de la esquina rosada”, Cuentos completos. P.66. Barcelona: Penguin Random House Grupo Editorial, 2019.
10BORGES, Jorge Luis. “Historia universal de la infamia”, “Hombre de la esquina rosada”, Cuentos completos. P.63. Barcelona: Penguin Random House Grupo Editorial, 2019.
11BORGES, Jorge Luis. “Historia universal de la infamia”, “Hombre de la esquina rosada”, Cuentos completos. P.62. Barcelona: Penguin Random House Grupo Editorial, 2019.
12BORGES, Jorge Luis. “Historia universal de la infamia”, “Hombre de la esquina rosada”, Cuentos completos. P.69. Barcelona: Penguin Random House Grupo Editorial, 2019.
13BORGES, Jorge Luis. “Historia universal de la infamia”, “Hombre de la esquina rosada”, Cuentos completos. P.67. Barcelona: Penguin Random House Grupo Editorial, 2019.