Robert Louis Stevenson soñó una vez con Mr. Hyde y dejó plasmado el terror de esta novela corta (o cuento largo).
La dualidad, un tema profundamente ahondado a lo largo de la literatura por autores como Poe, Oscar Wilde, Cortázar o Borges, es el tema principal de nuestro relato. La dualidad entre el bien y el mal o la doble cara de la sociedad londinense del siglo XIX.
Como símbolo principal y más aterrador nos encontramos con los espejos, concretamente el espejo situado en el laboratorio de Dr. Jekyll, un espejo de cuerpo entero, en cuya profundidad diáfana miraron con horror, pero estaba inclinado de manera que sólo vieron el fulgor rosado de la lumbre jugueteando en el techo, las llamas reflejándose, cien veces repetidas en los cristales de los armarios, y sus propias caras, pálidas y temerosas, inclinadas para mirar1. Símbolo del ojo que todo lo ve, el testigo real de las maldades más atroces que puedan sucederse ante él.
– Este espejo, señor, ha visto cosas misteriosas- murmuró Poole
Destaca también la elegantísima prosa con la que se ha traducido: pulcra y con un vocabulario muchísimo más que excelente.
La edición que he leído es de Austral, encabezada por un prólogo que no hay que dejar de leer, pues destaca por sus numerosas referencias que resultan de lo más esclarecedoras, aunque os recomiendo que lo leáis después de haber leído el cuento.
1STEVENSON, Robert Louis. El extraño caso del Dr. Jekyll y Mr. Hyde. Trad. José Torroba. Barcelona: Austral, 2013. Impreso