TEMA 3. LA IMPRENTA

EL LIBRO XILOGRÁFICO

La imprenta no es algo que llegue así por así, sin un antecedente previo. Los códices, una vez son de papel, se busca una forma rápida de escribirlos, dado que la demanda no para de aumentar. La forma más primitiva de imprimir tiene su origen en la xilografía (de xylon ‘madera’): reproducciones de texto mediante planchas de madera grabadas en relieve. Fue inventada en China en el año 594 y consiste básicamente en entintar estos relieves que se le hacían a la madera para luego prensarlo en el papel. Funcionaba como funcionan ahora los sellos. Aún así, este procedimiento era bastante laborioso y quedaba reducido a obras de pequeño tamaño.
El primer texto completo conocido por este procedimiento de impresión es el Sutra del Diamante, impresa en torno al 868. En Europa, la primera edición xilografiada de la que se tiene noticia se atribuye al año 1370 y se titula El centurión y los soldados.

EL LIBRO TIPOGRÁFICO

La invención de la imprenta

El paso siguiente y ya la novedad real en la producción del libro fue la utilización de tipos metálicos móviles, en los que estaba grabada cada letra y se podía montar y desmontar. Con estos tipos móviles se componía un texto, se entintaba de una tinta más grasa y luego una prensa presionaba este molde contra un papel.
La invención de la imprenta no es Europea, aunque se atribuye siempre a Gutenbeg, pero lo cierto es que ya se usaba en China en el año 960. Hacia el 972 se imprimió un canon budista y, más adelante, historias dinásticas. Parece que en Corea también seguían este procedimiento de impresión. Como desde Europa se hacían varios viajes diplomáticos, lo más seguro es que poco a poco se fuera conociendo esta idea. No obstante, hablaremos aquí de la invención de la imprenta europea.

Dejando de lado un poco el hecho de que la invención de la imprenta en Europa tiene unos orígenes un poco oscuros y que, realmente, no se sabe a ciencia cierta quién la inventó, hablaremos de Gutenberg, que es la persona a la que se ha atribuido siempre este invento. No se sabe mucho de su vida, es un poco misterioso todo, pero sí se sabe que hacía espejos y, con la excusa de hacerlos, se dedicaba a hacer tipos móviles y prensarlos con una prensa de uvas (aquí encontramos el verdadero invento de la imprenta). Cuando ya entiende que su invento tiene sentido, pide financiación y colaboración a Johann Fust, con el que luego tendrá problemas.
El primer libro que imprimió fue, cómo no, la Biblia (llamada Biblia de 42 líneas porque la página estaba impresa a dos columnas con 42 líneas cada una, que ocupaban 641 hojas en 66 cuadernos), allá por 1450. El texto todavía imitaba la escritura de los manuscritos medievales, en letra gótica y rubricada en los encabezamientos.
Todo esto sucedió en Maguncia y, de aquí, pronto se extendió y dio pie a la proliferación de talleres. Así, de forma muy resumida, Fust llevó a juicio a Gutenberg y al final se quedó con el invento y le dio las riendas del taller al impresor Peter Shöeffer. Su primera publicación será el Psalterium, donde se indica de manera impresa el año y lugar de publicación, las iniciales están ya grabadas, usa tinta de colores, está ilustrada, lleva colofón y tiene errata.

LOS INCUNABLES

Los incunables con libros impresos desde la invención de la imprenta hasta el año 1500. Los incunables tiene las siguientes características:
1) Carecen de portada casi todos ellos porque sí que es cierto que algunos la llevan.
2) Falta de letras capitulares, ya que se dejaban los huecos en blanco para que fuesen dibujados por el miniaturista.
3) Falta de divisiones del texto, es decir, no se utilizaba la división de capítulos.
4) No llevan pie de imprenta
5) Están foliados pero no paginados, es decir, numeradas solo las hojas, no las páginas.
6) Están impresos en gran formato
7) Falta de signos de puntuación
8) Empleo exagerado de abreviaturas, como en los códices
9) Imperfección de los caracteres en algunos casos
10) Márgenes muy generosos
11) Papel grueso y defectuoso

Los primeros incunables copian casi a la perfección los últimos códices, no se sabe muy bien por qué pero se sospecha que querían todavía mantener en secreto la invención de la imprenta para vender los libros impresos al mismo precio que los manuscritos. De hecho, se asegura que Johann Fust murió en 1466 en parís, cuando se encontraba vendiendo impresos que hacía pasar por códices.
La tercera parte de los incunables estaban ilustrados y la letra gótica era la más abundante.

EXPANSIÓN Y DIFUSIÓN DE LA IMPRENTA. IMPRESORES

El primer lugar que cuenta con imprenta fuera de Alemania es el monasterio de Subiaco, en Italia, en 1462, de la mano de los monjes Konrad Sweynheym y Arnold Pannartz. Allí imprimieron un donato ahora perdido, De oratore de Cicerón (1465); De divinis institutionibus de Lactancio (1467) y La ciudad de Dios de San Agustín (1467).
La segunda es la de Cracovia (Polonia), llevada por Güther Zainer. En 1468 Berthold Ruppel instala su primera imprenta en Basilea (Suiza). Hermann Lichtenstein la lleva a Viena (Austria) en 1470 y, en ese mismo año, Freiburger, Gering y Krantz la instalan en París. En 1472 Johann Parix instala la primera imprenta en Segovia, donde imprime el Sinodal de Aguilafuente. William Caxton establece una imprenta en la abadía de Westminster en el año 1477 y el primer libro aquí impreso fue The dictes and sayings of the Philosopher. Al terminar el siglo XV casi toda Europa cuenta con imprenta.
En América, el primer país que cuenta con imprenta es México (1539)

Alemania

Anton Koberger: se estableció en Nuremberg en 1471 y en 1509 tenía en su imprenta un centenar de empleados entre cajistas (componían los textos), correctores, maquinistas (los que imprimían), iluminadores y encuadernadores. De sus prensas salieron obras de teología y filosofía escolástica, así como libros ilustrados, como el Liber chronicarum o Crónica de Nuremberg. Imprimió también las Ilustrazione Apocalipsis, de Durero, en 1498.
Michael Wolgemut: maestro de pintores y grabadores recibía en su taller a numerosos discípulos, entre los que destaca Durero. Fue muy cuidadoso artísticamente y muy buen comerciante.
Günther Zainer: primer impresor de Augsburgo. La primera obra que imprimió fue Meditationis de vita Christi en 1468.

Bélgica

Colard Mansion: trabajó en Brujas y se arruinó por el fracaso comercial que resultó su edición de lujo de las Métamorphoses de Ovidio.

España

Lambert Palmart: impresor alemán que se instaló en Valencia hacia 1474. Allí imprime Les obres et trobes junto con Juan de Salzburgo y Pablo Hurus.

Francia

Ulrich Gering: estableció, junto con Martin Krantz y Michel Freiburger, en el año 1469, la primera imprenta en parís.
Johann Neumeister: fue llamado por el cardenal D’Ambroise a Lyon, donde imprimió Missale secundum usum Lugduni en 1487.
Antoine Vérard: editó libros de horas que son modelo por sus tipos claros, finas orlas y delicadas ilustraciones. Entre su producción destaca el Decamerón, entre otros.

Inglaterra

William Caxton: ya hemos dicho que introdujo la imprenta en Inglaterra.

Italia

Pamfilo Castaldi: impresor, médico, jurista, poeta y crítico literario. Se le puede considerar el primer tipógrafo italiano, pues en 1472 pasó a Milán con privilegio para fundar una imprenta.
Aldo Pío Manuzio: es el impresor más destacado de la época. Gran humanista, conocedor del griego y del latín. Adquirió e instaló la primera prensa en Venecia en 1489. Proyectó una Biblia poliglota en hebreo, griego y latín, pero no llegó a salir y de ello queda un ejemplar de una página, que se conserva en la Biblioteca Nacional de París. Introdujo innovaciones importantes como la letra cursiva. Creó el libro de bolsillo en formato octavo, introdujo la encuadernación a la griega y publicó el primer catálogo, un Officinalis, donde enumeraba los volúmenes de su biblioteca. Fundó en 1500 la Academia Aldina, para conseguir la perfección de sus obras.
Francesco Griffo: natural de Bolonia. Se limitó a la creación de tipos.

Países Bajos

Laurens Janszoon: también llamado Koster.

Suiza

Johann Amerbach: se instaló en Basilea. Fue uno de los primeros en abandonar el tipo gótico, sustituyéndolo por un tipo romano creado por él mismo.


PEDRAZA GARCÍA, Manuel J. y DE LOS REYES GÓMEZ, Fermín. Atlas histórico del libro y las bibliotecas. Madrid: Síntesis, 2016.

PÉREZ PRIEGO, Miguel Ángel. Introducción a la historia del libro. Madrid: Librerías Uned, 2020.

DE SOUSA, José Martínez. Pequeña historia del libro. Gijón: Ediciones Trea, 2010.

Publicado por

Isabel

Madrid, 6 de julio de 1993 - Estudié filología hispánica en la Universidad Complutense de Madrid y tengo la inmensa suerte de dedicarme a ella cuando no tengo que trabajar.

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